Pensamientos suicidas: síntomas y prevención

Los pensamientos suicidas, o ideas suicidas, se refieren a pensar o planear un suicidio. Los pensamientos pueden ir desde crear un plan detallado hasta tener una consideración pasajera. No incluye el acto final del suicidio. Muchas personas experimentan pensamientos suicidas, especialmente durante momentos de estrés, o cuando se enfrentan a desafíos de salud mental o física. Los pensamientos suicidas son un síntoma de un problema subyacente. El tratamiento es efectivo en muchos casos, pero el primer paso es pedir ayuda. Si un ser querido está teniendo estos pensamientos o habla sobre el suicidio, es esencial tomar medidas para ayudarlo y protegerlo. 

El suicidio pasa muchas veces desapercibido porque se da en personas aparentemente felices con sus familias, trabajos, modos de vida, puede ser gente deportista, de éxito... por eso muchas veces nos sorprende que una persona que hemos conocido llegue a quitarse la vida voluntariamente, nos sorprende porque no creemos que alguien con ese modo de vida pueda llegar a tener esa necesidad de suicidarse.

Por eso, ante la dificultad de ver si existen síntomas suicidas, es importante no que vayan a nuestros psicólogos y psiquiatras de GomerMedi, sino, que pidan ayuda lo antes posible y de manera decidida, para interrumpir unos procesos mentales que puedan llegar a producir la muerte autoinfligida en una persona. 

Una persona que experimenta o podría experimentar pensamientos suicidas puede mostrar las siguientes señales o síntomas: sentirse atrapado o desesperanzado, sentir dolor emocional intolerable, sentirse preocupado por la violencia, la muerte o morir, tener cambios de humor, ya sea de felicidad o tristeza, hablar de venganza, culpa o vergüenza, experimentar agitación o un altísimo nivel de ansiedad, experimentar cambios en los patrones de personalidad, rutina o sueño, aumentar el consumo de drogas o alcohol, participar en conductas de riesgo, como conducir descuidadamente, poner sus asuntos en orden y regalar sus cosas, conseguir un arma de fuego o sustancias que podrían acabar con una vida, experimentar depresión, ataques de pánico o trastornos de la concentración, aislarse de los demás...

 

Un número significativo de personas con ideas suicidas mantienen sus pensamientos y sentimientos en secreto, y no muestran señales de que algo esté mal. 

La idea suicida puede aparecer cuando una persona siente que ya no es capaz de hacer frente a una situación abrumadora. Esto podría ser como resultado de problemas financieros, la muerte de un ser querido, el final de una relación, o una enfermedad o afección de salud debilitante. Algunas otras situaciones comunes o eventos de vida que podrían causar pensamientos suicidas incluyen dolor, abuso sexual, problemas financieros, remordimiento, rechazo y desempleo.

También hay factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de ideación suicida: antecedentes familiares de violencia o suicidio

antecedentes familiares de abuso, negligencia o trauma infantil, antecedentes de problemas de salud mental, sentimientos de desesperación, conocer, identificar o estar asociado con alguien que ha terminado suicidándose, participar en un comportamiento imprudente o impulsivo, una sensación de aislamiento o soledad, identificarse como LGBTQIA+ sin apoyo familiar o en el hogar, no poder acceder a la atención de salud mental, la pérdida de trabajo, amigos o un ser querido...

Las afecciones que los investigadores han vinculado a un mayor riesgo de idea suicida incluyen: depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, algunos rasgos de la personalidad, como la agresión, condiciones que afectan a las relaciones, lesión cerebral traumática, afecciones que implican dolor crónico, alcoholismo o drogadicción, trastorno límite de la personalidad, trastorno por estrés postraumático...

La mejor prevención contra el suicidio son la familia y amigos, que pueden notar a través del habla o el comportamiento de una persona que podría estar en riesgo de experimentar ideas suicidas. Y son ellos los que pueden redirigir esta delicada situación hacia profesionales que ofrezcan una salida efectiva a la persona que lo necesita, y además haciéndolo de una manera directa, preguntando si está pensando en suicidarse. Los estudios demuestran que preguntar no aumenta el riesgo. 

 

Para mantener a salvo a una persona con pensamientos suicidas, los familiares y amigos deben quitar cualquier cosa que pudiera usar para cometer suicidio, como cuchillos, cuando sea posible, escucharlo y apoyarlo, animarlo a llamar a una línea de ayuda o a ponerse en contacto con alguien a quien pueda recurrir para obtener apoyo, como un amigo, familiar o consejero espiritual, así como darle seguimiento después de que la crisis haya pasado, ya que esto parece reducir el riesgo de reincidencia.

Otros consejos que os podemos dar es mantener algunos números de teléfono de emergencia a mano. Estos pueden ser de un amigo de confianza, una línea de ayuda o el médico de la persona.

Los medicamentos y las terapias de conversación, como la terapia cognitiva conductual o el asesoramiento, a menudo pueden ayudar. Cualquier persona que esté experimentando problemas de salud mental debe tratar de buscar tratamiento lo antes posible. Una vez que inicie el tratamiento, es importante seguir el plan, asistir a las citas de seguimiento y tomar cualquier medicamento como lo indique un profesional de salud.

En GomerMedi disponemos de los mejores profesionales en psicología y psiquiatría que podrán tratar con los mejores métodos a personas que padezcan de pensamientos suicidas, para mostrarles que en realidad la vida está hecha para ser vivida. Cuídate, cuídalos.